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Serie PAISAJES
Óleo sobre tabla
120 x 81 cm
Año 2003
Colección particular; Valencia, España.
De este cuadro quiero comentar que fue un encuentro muy trabajado.
Encuentro porque quise pintar un amanecer más, pero diferente a los otros, y, como tenía rondándome por entonces los amarillos del cielo de "la cabeza de perro", de Goya, seguí esa pista sin querer saber más; y trabajado porque, qué decir, nada me salía bien, sobre todo el ambiente de despertar de los árboles, aún como entre sueños.
A esas alturas del trabajo, la cúpula se había convertido en una referencia lejana y ganaba protagonismo el cielo. El cielo y más cosas, como lo misterioso de las sombras de los árboles, la pizca de luz de las copas de los eucaliptos de la izquierda, que tan bien acompañan el despertar del cielo, el camino central perdiéndose en levísimos violetas.
El resultado final fue reconocer y sentir el silencio, resonante, profundo y visual que golpea directamente en el plexo solar del espectador y que emana del cuadro.
Óleo sobre tabla
120 x 81 cm
Año 2003
Colección particular; Valencia, España.
Encuentro porque quise pintar un amanecer más, pero diferente a los otros, y, como tenía rondándome por entonces los amarillos del cielo de "la cabeza de perro", de Goya, seguí esa pista sin querer saber más; y trabajado porque, qué decir, nada me salía bien, sobre todo el ambiente de despertar de los árboles, aún como entre sueños.
A esas alturas del trabajo, la cúpula se había convertido en una referencia lejana y ganaba protagonismo el cielo. El cielo y más cosas, como lo misterioso de las sombras de los árboles, la pizca de luz de las copas de los eucaliptos de la izquierda, que tan bien acompañan el despertar del cielo, el camino central perdiéndose en levísimos violetas.
El resultado final fue reconocer y sentir el silencio, resonante, profundo y visual que golpea directamente en el plexo solar del espectador y que emana del cuadro.
Es verdad...¡¡¡qué silencio!!! su contemplación sumerge en una gran quietud interior. Gracias.
ResponderEliminarPues sí, estoy de acuerdo con los dos, tú y el cuadro: esa es la sensación que domina y de un modo sordo, resonante.
ResponderEliminarParece que te voy persiguiendo de comentario en comentario, a ver si completamos el recorrido por todo este damero de pinturas. Pero, desde luego, es estupendo este epistolario reflexivo en torno a la página. ¿verdad? Un abrazo muy grande.